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sábado, 2 de noviembre de 2013

EDUARDO RUBIANES



LA ESQUINA :       VIENTOS DE SOLEDAD

                Amigos: “ La Pobreza no es un accidente. Como la esclavitud y el apartheid, es una creación del hombre y puede eliminarse con la acciones de los seres humanos.”  (Nelson Mandela). “No le temo a la represión del estado, le temo al silencio de mi pueblo” (anónimo). Con un viento de soledad nos sentimos cohibidos. Con una ráfaga de desprecio nos mostramos abatidos. Con un gesto de reproche se cristalizan nuestras emociones, se destruyen nuestras fantasías de palabras, nos volvemos lluvia de excusas contra una intolerancia. Somos frágiles, apenas hemos nacido, lloramos pidiendo ayuda. Ya de pequeños buscamos imperiosamente la falda de nuestra  madre o los fuertes brazos de nuestro padre y agarrados y escondidos…miramos el mundo, afrontamos nuestras primeras miradas a desconocidos, nos hacemos un hueco pequeño en mitad de un espacio infantil no cubierto. Somos frágiles, cuando vamos creciendo, sustituimos esa falda o esos fuertes brazos, por un cigarro, por una copa, por un vicio, por una adicción, tal vez por varias, y afianzamos o creemos afianzar nuestras convicciones de madurez, cuando aún no sabemos ni quiénes somos, ni siquiera nos planteábamos que íbamos a crecer. Somos frágiles, cuando somos mayores, unos luchamos a frente abierta por lo que creemos o por lo que nos corresponde tratando de ampliar y asentar ese sitio que aún no nos han arrebatado. Otros buscamos aún esa oportunidad milagrosa de que alguien comprenda que somos importantes para empezar a hacernos notar.  Y cuando nos hacemos viejos…., cuando nos hacemos tan mayores que la memoria es nuestra más fiel compañía, buscamos con las manos temblorosas esa falda o ese brazo fuerte, o ese cigarro, o esa copa, o ese ya pequeño vicio, para sentirnos simplemente vivos y ya no buscamos ampliar espacio, ni ocupar hueco, ni hacernos notar. Sencillamente nos hacemos visibles sin más, en nuestra propia sombra. Somos frágiles y escribimos o lloramos en silencio o ambas cosas, solo para que nadie imagine cuanto podríamos rompernos si alguien nos descubriera los frágiles y sensibles que nos sentimos siempre…, en el constante paso de nuestras vidas. Cuan frágiles somos, llenos de egoísmos y vanidades, de estupideces y necedades, de luchas cruentas, de violencia odio y rencores, de envidias malsanas, de destrucción de lo positivo que puede irradiar el ser humano. Todo ello, verdaderamente, para ocultar su fragilidad, su debilidad, y sus miedos. Mil máquinas, jamás, jamás podrán hacer una flor. Y como digo siempre, porque vosotros sois mis ojos cuando me leéis.  Un saludo amigos. Saude e Terra.                                                                         Fdo. Eduardo Rubianes Calvo

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