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sábado, 1 de agosto de 2015

EDUARDO RUBIANES

LA ESQUINA:                   EL VIRUS EGOISTA


            Amigos: “Puedo aceptar el fallo. Todo el mundo falla en algo. Lo que no puedo aceptar es no intentarlo.” ( Michael Jordan). “ Los espartanos no preguntaban cuantos eran los enemigos, sino, donde estaban.” ( Agis II.  Como os comentaba el último día, con relación, al municipio de Sanxenxo,  la aberración urbanística, impuesta y digo bien, Por la panda de impresentables que vieron  el negocio de sus vidas, levantando emporios de cemento, nada mas olisquear unos metros cuadrados de verde, y que no era por cierto para rumiar,  ojala lo fuere,  sino para todo lo contrario para eliminarlo y mas tarde, embutiendo, y rellenando de hormigón, cemento, y ladrillo todo lo que se ponia a su paso. Convirtieron un paraíso natural, en un natural infierno. Lo que Dios creo, La Bestia se lo tragó. Y nunca mejor dicho. Si queridos amigos, no es hablar por hablar, es constatar unos hechos, que ocurrieron hace menos de 20 años. En cuanto ves fotos de esta localidad anteriores a esa nefasta época de vino y rosas, es decir en la etapa en donde se avanzaba conforme manda la vida,  con el ritmo de los latidos del corazón de sus habitantes. Paso a paso sin pausa pero siempre hacia adelante. Llego La Bestia, una criatura malévola, egoísta, especuladora, con la avaricia como signo de identidad, y en verdad contagiando del mismo mal a muchos de sus habitantes,  vieron la riqueza, un campo verde, un monte lleno árboles centenarios,  unos terrenos que daban sus cosechas, sus frutas sus verduras, y un mar que tambien obsequiaba a los habitantes, a todos, con sus maravillosos frutos con un sabor que los hacia únicos y abundantes. Todo ello, ya no era suficiente,  La Bestia y el virus, fue contagiando sin remedio a los humildes habitantes naturales. El color del dinero, la multiplicación de los valores de sus terrenos,  creado a propósito por el virus, mencionado. La especulación y sus promotores,  los políticos de entonces y su avaricia, el resplandor de las ofertas, abrieron la cueva de Ali Babá,  y entraron los cuarenta ladrones a saco, dos para ti y cuarenta para mi. Ofrecieron cobre a precio de oro y los lugareños propietarios deslumbrados ante el color de la impureza se rindieron, se rellenó de hormigón hasta el alma de muchos. El color verde desapareció de un plumazo y sigue sin existir. El color y el olor del mar otro tanto de lo mismo. Lo hicieron rendirse y retirarse metros y metros,  Dios no quiera que un día, se cabree y tome lo que es suyo y aún mas.  Esta es una historia de decadencia, como ecologista que soy, es deprimente. Esto no es el progreso, este se hace como decía antes, paso a paso, con estudios pormenorizados, sobre las repercusiones  a los habitantes, etc. Aquí no fue así. Y el resultado esta a la vista. Los jóvenes tienen que marchar, no hay trabajo, no hay industria, no hay factorías, no hay nada. Los pisos, están a precios escandalosos, tienen que emigrar a poblaciones cercanas.  Dos meses de verano cada año, y punto. Hostelería y coma, vegetación, no existe, árboles, como son? Preguntan los niños. Aparcamientos no existen. No se puede venir aquí. Escandaloso. Y es lo que hay, ni más ni menos. Y si alguien no lo cree, que lo compruebe in situ. Sin duda, aún quedan vestigios naturales que escaparon a la mano de La Bestia, es verdad.  Un saludo amigos,  saude e terra.                          Fdo. Eduardo JJ Rubianes Calvo     

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